Es difícil para algunas personas pensar en las aves como plagas. Pero un problema con aves puede conducir a la pérdida de un negocio, a la contaminación de productos y a costosos daños en el exterior de los edificios. Ciertas especies de aves han sido reconocidas como una amenaza para la salud pública porque portan organismos patógenos que pueden ser transmitidos a los seres humanos. Los excrementos de las aves también son un problema. La limpieza de los excrementos también puede resultar costosa.
Es un ave perfectamente adaptada al medio urbano, por lo que es difícil su control. Tiene una estructura social organizada en bandadas, con unas aves más dominantes que otras. Su número está controlado principalmente por la disponibilidad de alimentos, y son muy adaptables y persistentes. Las palomas se reproducen todo el año, y pueden variar su ritmo reproductivo, por lo que al hacer una operación de reducción de población las que queden producirán mayor número de pichones. En el caso de las palomas, quitarles el alimento es una buena manera de controlarlas, aunque esto es muy difícil debido a que hay mucha gente que las alimenta y, en parte debido a la popularidad de la comida rápida, a la abundancia de residuos de alimentos en las calles. En muchos casos para proteger los edificios de las palomas es necesario colocar dispositivos que impidan a las aves que se posen sobre ellos. El tipo de dispositivo que se debe emplear depende de las estructuras y de la presión que puedan ejercer sobre ellas las aves.
Las aves urbanas (palomas, gaviotas, gorriones, estorninos, etc.) pueden resultar un problema serio para la salud ambiental para muchos de nuestros municipios y ciudades con graves consecuencias: